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Libertad, democracia, independencia son palabras prestigiosas a las que nadie asociar a ninguna matiz negativo. El t rmino revoluci n es otra de esas palabras cuyas connotaciones son positivas y por ello goza de un prestigio generalmente admitido. Qui n no ha pensado alguna vez que hace falta una revoluci n que cambie todo? La historia ense a a los estudiantes que las revoluciones suceden porque el pueblo, harto de sufrimientos y arbitrariedades, se levanta contra una serie de hechos o cosas inadmisibles que provocan la revoluci n. No importa cu ntos cr menes hayan tenido que cometer los revolucionarios para conseguir sus objetivos: el fin justificar los medios. La historia explica que tras las revoluciones se consigue instaurar un nuevo orden que acaba con la injusticia anterior y que constituye un avance hacia la libertad, la democracia o la independencia.

Como hemos visto en el caso de la revoluci n inglesa, las cosas no son a veces lo que aparentan. Los procesos revolucionarios necesitan agentes, organizaci n y, sobre todo, financiaci n, dinero. Se ver en su momento que el ejemplo paradigm tico lo constituye la Revoluci n Bolchevique, financiada por banqueros jud os de Wall Street. Sin embargo, la izquierda internacional es incapaz de vislumbrar la verdad. Marx, Trotsky, Lenin siguen siendo para "progresistas" de todo el mundo santones intocables, benefactores de la humanidad. No obstante, Trotsky (Bronstein) fue un agente del banquero sionista Jacob Schiff, quien declar orgulloso en p blico que gracias a su ayuda financiera la revoluci n hab a tenido xito. Max Warburg, otro banquero sionista, el 21 de septiembre de 1917 abri por cable desde Hamburgo una cuenta en el Nya Banken de Estocolmo (banco de los Rothschild) a nombre de Trotsky. Olaf Aschberg, jud o tambi n y jefe m ximo del Nya Banken, fundar a en 1921 el Banco Comercial ruso y se convertir a as en el director de las finanzas sovi ticas. Todo se relatar detenidamente en el cap tulo que dedicaremos a la revoluci n en Rusia.